Para la mayoría invertir en acciones de empresas en la bolsa es lo más cercano al chino básico; sin embargo no es tan difícil como parece.
Siempre al principio conviene tener un asesor de inversiones, pero a la larga nuestra propia estrategia acorde a objetivos y posibilidades es lo más indicado.
Como base de inicio tengamos en cuenta una de las claves de Warren Buffett, que en acciones, lo más importante para el inversionista es la ganancia de capital; es decir, el diferencial entre el precio de compra y el de venta. Y entre más grande sea, mejor. ¿Y de qué depende que el precio de una acción suba? Básicamente de la situación financiera de la emisora, así como de sus expectativas. Pero por más sólidas que sean las emisoras, el mercado también tiene su dosis de influencia sobre la cotización de las acciones –volatilidad–, aunque a la larga el mercado termina por reconocer esa situación y ubicar a cada quién en su lugar: reconoce el valor intrínseco de las acciones en el largo plazo. Esta premisa es parte medular para estrategias de inversión –de selección de acciones en un horizonte de inversión de largo plazo– basadas en el análisis fundamental:
Value Investing: selecciona acciones infravaloradas o por debajo de su valor intrínseco –se determina por el valor de sus activos y su capacidad de generación de flujos de caja–. Para esto, los indicadores a analizar son: PER (relación precio con las ganancias históricas), Precio/Valor Contable, P/CF, EV/Ventas, EV/EBITDA, Precio/Ventas, rentabilidad por dividendo, etcétera.
Growth Investing: otorga mayor peso al potencial futuro de la emisora, no a la valuación de su precio (selecciona aquellas que cuentan con perspectivas de crecimiento superiores a la media del mercado). Incluso pueden elegirse acciones por encima de su valor intrínseco si se estima que su precio de mercado puede llegar a ser mayor. Indicadores a seguir son el PER y el PEG (relaciona el precio con la tasa de crecimiento de las ganancias históricas o de su estimación futura). La PER debe ser menor que la PEG.
Income Investing o selección por dividendos: Hay que detectar compañías que proporcionan flujos constantes de dividendos, y generalmente no se ubican en industrias o sectores de rápida expansión e innovación; esto les permite repartir en lugar de reinvertir sus utilidades. La medida de rentabilidad por dividendo (dividend yield) se obtiene dividiendo el retorno anual del dividendo por acción entre el precio de la acción (ejemplo: una acción con un precio de $10 y un dividendo de $0.60 tiene un dividend yield de 6%).
Antes de tomar una decisión se debe analizar la política de dividendos y la tasa histórica que ha pagado la acción, así como de qué manera financia los dividendos (utilidades generadas, emisión de deuda o de acciones, etcétera).
Por supuesto que existen más estrategias de selección, pero esta es una de las más básicas.
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