30 nov 2010

Libros Censurados

Por su carga erótica, contenido subversivo, atentar contra la ideología de una nación determinada, u otro tipo de razones, los siguientes libros fueron considerados como letras prohibidas. Te invitamos a hacer un pequeño viaje por algunos de ellos.

En Estados Unidos se celebra cada año en los últimos días del mes de septiembre la semana de los Libros Censurados. Esta actividad tiene como propósito fundamental reivindicar a los textos que en diferentes épocas han sido vetados.

La primera destrucción oficial de libros rechazados fue de pergaminos. Se achaca la culpa al faraón Akhenatón, por el deseo de consolidar a su persona la religión monoteísta. Como venganza sus sucesores, enemistados con esos propósitos, borraron su rostro de las rocas.

La historia de la prohibición y destrucción de la palabra escrita se remonta a la elaboración de los primeros textos grabados en Mesopotamia sobre tablillas de arcilla hace aproximadamente 5.300 años.

Desde entonces, el poder religioso o político ha utilizado este mecanismo como una forma de censura que se ha justificado haciéndola pasar como salvaguarda de los principios morales y las tradiciones.

El soberano Chi-Huang Ti, en el año 213 a. de C., mandó a destruir todas las obras escritas que no versaran sobre agricultura, medicina o adivinación. En realidad, trataba así de borrar cualquier rastro de la doctrina de Confucio o las ideas que no avalaran su régimen.

Según el cronista chino Sima Qian, el emperador estableció entonces que “los que se sirvieran de la Antigüedad para denigrar los tiempos presentes serían ejecutados junto a sus parientes.” De hecho, ordenó asesinar a cientos de sabios que se mostraron reacios a aceptar la medida y decretó que cualquiera que guardase tablillas de bambú o maderas escritas correría la misma suerte.

El Iibrorum prohibítorum fue un catálogo que sirvió para perseguir las obras heréticas y a sus autores. En la primera parte de Don Quijote de la Mancha, Cervantes personificó esta obsesión inquisitorial en el cura y el barbero que queman la biblioteca de Alonso Quijano, al considerar que aquellas lecturas lo habían enloquecido.

Entre los autores que a lo largo de los siglos han estado en el índice se encuentran Voltaire, Daniel Defoe, Copérnico y Balzac. La edición publicada en 1948 aún contenía 4,000 títulos censurados por herejía o por su dudosa moralidad.

En Grecia, el primer testimonio de la destrucción de una obra literaria por la censura política se remonta al siglo V a. de C. Entonces, el sofista Protágoras de Abdera fue acusado de impiedad y blasfemia por haber afirmado en, Sobre los dioses, que era imposible saber si éstos existían. El libro fue buscado casa por casa, confiscado y quemado.

Según relata Diógenes Laercio, el mismo Platón compartía tales aficiones pirómanas, ya que, de acuerdo con este historiador griego, no dudó en quemar todos los poemas de Sócrates.

En la larguísima lista de autores cuyas obras han sido perseguidas aparecen desde Homero, cuya Odisea desaconsejaban leer algunos filósofos clásicos, hasta J. K. Rowling y su Harry Potter, condenado por diabólico por diversas comunidades religiosas en pleno siglo XXI.

Un caso que aún continúa es el que atraviesa el escritor angloindio Salman Rushdie. Sus Versos satánicos, una obra en la que satiriza los tabúes del islamismo, fueron condenados por blasfemia poco después de su publicación en 1988.

En la historia de quema de libros, los turcos demostraron que también sabían destruir la palabra escrita. Durante el saqueo de Constantinopla en 1453, una tarea que llevaron a cabo a conciencia, fue la de terminar con cientos de miles de manuscritos contrarios a la fe de Mahoma.

La controversia que generó la obra de Darwin, sobre el origen de las especies por medios de la selección natural, se prolongó durante décadas. De hecho, en Tennessee, casi 70 años después de que apareciera por primera vez el texto, estaba prohibida su enseñanza, por ser considerada contraria a la creación bíblica.

El profesor de biología John T. Scopes, quien había desafiado esa ley, fue enjuiciado, declarado culpable y condenado a pagar 100 dólares, una multa anulada poco después. Eso sí, el proceso sirvió para poner en evidencia las insostenibles ideas de los que creían que la Biblia debía interpretarse literalmente.

Parece mentira, pero el fenómeno continúa. En 1992, la Biblioteca Nacional de Bosnia y Herzegovina, en Sarajevo, fue bombardeada por orden del general serbio Ratko Mladic con obuses incendiarios. La biblioteca conservaba casi dos millones de volúmenes y 155.000 obras raras. Pocos ejemplares pudieron ser salvados.

Dentro de los textos prohibidos también se encuentran El Libro de las Maravillas del Mundo y Otros Grimorios atribuidos a Alberto Magno. En sus páginas se incluyen explicaciones, y justificaciones que intentan razonar los motivos del funcionamiento de los rituales mágicos.

En España uno de los libros prohibidos más populares, y que todavía hoy circula en algunos ambientes esotéricos, es el Gran Libro de San Cipriano. Éste describe con detalle el ritual de invocación a los demonios y los pasos del pacto satánico.

Otro libro que aparece en la lista de los censurados es el de Los amantes del Diablo. Aunque parezca insólito, las fórmulas, invocaciones y rituales de pactos diabólicos que figuran en este texto, han sido considerados efectivos por generaciones de brujos y hechiceros, que todavía hoy reproducen algunos de esos pasajes.

Frente a la revolución protestante, que había llevado a erigir la Biblia como única fuente de fe y de vida espiritual, la Reforma post-tridentina reaccionó y prohibió a los fieles el uso de las biblias que no tuvieran la aprobación y la explicación de la Iglesia, con el fin de prevenir lecturas e interpretaciones equivocadas y tendenciosas del texto bíblico.

Primero en Egipto, luego China y en estos momentos en Irán, el hecho es que para estas naciones son letras prohibidas las contenidas en el libro de Dan Brown, El Código Da Vinci.

El polémico best seller de Brown, que ya antes había provocado la ira de un arzobispo y un cardenal del Vaticano, se ha topado esta vez con la Iglesia Armenia iraní, la cual aglutina a la mayoría de los cristianos del país (unos 100.000).

Peri physeos, el libro donde Anaxágoras afirma que el sol es una piedra incandescente, que ilumina la Luna, y explica los eclipses, es acusado de impío’ sinónimo de ‘incrédulo y ateo, y su autor condenado a muerte en el año 450 d. C.

En el año 3 de la era cristiana fue censurado Metamorfosis, de Partenio, colección en la que se funden mitos, cosmogonía y la cronología grecorromana.

En el libro se relata el romance trágico de los amantes babilonios, Píramo y Tisbe, un tema recurrente en Boccaccio, Chaucer, Góngora, Shakespeare, Juan Ruiz, Gower y varios más.

En el año 865 fue llevado al fuego De Divisione Naturae, hito del panteísmo, que niega el dogma cristiano de un universo creado desde la nada, y postula que el espacio y tiempo son una manifestación de Dios en el pensamiento y que la razón es la fuente de toda autoridad, y no a la inversa.

Roger Bacon cae preso dos veces por sus tesis científicas y sus ideas, por orden del Papa franciscano Nicolás IV, quien además prohibe sus libros y lo encierra 20 años. Además es excluido de su cátedra en la Universidad de Oxford.

En 1493 se queman cientos de códices, pergaminos y libros impresos en la Plaza de San Marcos de Florencia, por orden del dominico Girolamo Savonarola, quien estaba convencido de que la ignorancia es la fuente de la virtud y la paz social.

En 1534 el editor William Prynne es condenado a pagar 5,000 libras, a que le corten las orejas, a un año de prisión en la temible Torre de Londres y a perder su diploma universitario, por haber publicado noticias agraviantes contra el rey Carlos I de Inglaterra.

Por su obra, La trágica historia del doctor Fausto, un clásico universal donde un estudiante alemán vende su alma al diablo a cambio de conocimiento y poder, Cristopher Marlowe fue acusado de herejía. Muere a consecuencia de las 29 puñaladas que recibe en una taberna.

En 1616 todas las obras de Nicolás Copérnico fueron censuradas. También ese año recibe la primera condena Galileo Galilei, y censuran su obra (todos sus libros) mediante un Edicto Papal.

Otro libro prohibido y famoso es 120 jornadas de Sodoma, clásico, relatos escritos en la prisión de la Bastilla, por Donatien Alphonse François, marqués de Sade, pornógrafo y libertino que pasa 20 años preso, y muere en el manicomio. Por su sexualidad explícita, abusiva y obscena, y su feroz crítica a la Iglesia, todo los textos de Sade es censurado durante siglos.

Tras su difusión en una revista, Madame Bovary, un hito de Gustav Flaubert, en 1849, provoca que su autor sea enjuiciado (1857) por su inmoralidad y por glorificar el adulterio, según el fiscal Picard. Flaubert ganó doble: en lo judicial y en la gran publicidad gratuita para el libro.

En 1857 Charles Baudelaire, autor de Les fleurs du mal es llevado a juicio y multado por ofender la buena costumbre y la moral pública con sus poemas. Si bien lo publica corregido en 1861, igual es censurado hasta 1949, cuando se los puede leer.

En 1873 se prohíbe la distribución por correo de folletos de propaganda sobre los métodos anticonceptivos, por considerarse obscenos. Esta iniciativa fue del legislador Anthony Comstock y aprobada por el Congreso de EUA.

Dentro de las obras que también fueron censuradas por su obscenidad se encuentran: Hijos y amantes de David Herbert Lawrence, El arco iris y El amante de lady Chatterley.

Ulises, hito de la narrativa con densidad psicológica y monólogos interiores en un día de la vida de Ulysse, fue prohibida por obscena entre 1918 y 1920 en EUA y en Inglaterra. El editor fue enjuiciado en una larga batalla que permaneció hasta 1933.

“Nadie es profeta en su tierra”, este proverbio resulta bien apropiado para Khalil Gibrán, quien en 1923 sufrió la censura de su obra El profeta, en su país natal.

Cuando los libros de Sigmund Freud fueron quemados, durante la dictadura de Hitler, el padre del psicoanálisis comentó irónicamente a un periodista que en realidad semejante fenómeno era un avance en la historia humana. “En la Edad Media, ellos me habrían quemado”, afirmó.

Todos los años Elsbeth Ebert, publicaba un Horóscopo anual en el que predecía grandes venturas para Hitler. Coincidiendo con todos los éxitos del Führer, el documento fue publicado rigurosamente hasta 1933, momento en que comienza a vaticinarse su caída.

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