Considerado como uno de los grandes representantes del surrealismo, René Magritte inicia su carrera artística tras haber estudiado en la Academia de Bruselas. Tras las típicas búsquedas vanguardistas (entre las que se encuentran el cubismo órfico, el futurismo y la Nueva Objetividad), Magritte conoce en 1923 el arte de Giorgio de Chirico que le acerca poco a poco al mundo surrealista.
En 1926 conoce personalmente al líder de los surrealistas André Breton y a su grupo. Reside desde entonces y hasta 1930 en París, momento en el que regresa a Bruselas.
Su obra parte de la metafísica de De Chirico y se caracteriza por la asociación libre e inesperada de elementos sin relación alguna con los que produce una sensación de extrañamiento y misterio. A la pintura de Max Ernst debe la introducción de imágenes cotidianas con objetos corrientes realizados con una pintura simple de fondos planos y colores claros.
La teoría de Magritte es cambiar la relación entre los elementos que representa y su nombre. Por este motivo cambia sus tamaños, sus perspectivas y realiza las combinaciones más complejas entre el lenguaje y naturaleza de los objetos.
Esta nueva figuración que tiene sus orígenes en las ilustraciones de primeros de siglo, determinará las bases para el desarrollo del arte pop o el arte conceptual. Magritte creó todo un repertorio iconográfico para su obra desde hombre vestido de negro, mujer desnuda, tierra, mar o cielo hasta objetos cotidianos.
Entre sus obras más relevantes destacan El tiempo amenazador (1928), Esto no es una pipa (1928-1929), La condición humana II (1935), El imperio de las luces (1954), El dominio de Arnheim (1962) o El hombre del bombín (1964).
Como ilustrador gráfico sobresalen las composiciones para los Cantos de Maldoror (1945) y Les nécessités de la vie (1946) del poeta francés Paul Éluard.
Todos sus escritos han sido reunidos en "Écrits complets" en 1979.
No hay comentarios:
Publicar un comentario