Sinatra está siempre de mal humor y, cuando termina de rodar, bebe y bebe. Varias noches, junto con su amigo, el ayudante de dirección Perico Vidal, se dedica a lanzar las sillas del bar contra el retrato del general Franco. La dirección del hotel y los empleados se escandalizan y les advierten de que van a acabar en la cárcel.
La historia alcanza su clímax en el mismo bar del mismo hotel pero una noche más tranquila.
Frank descubre un piano y se sienta frente al teclado con una copa en la mano. Sabe que en Madrid vive Ava Gardner, la mujer por la que se ha intentado suicidar en dos ocasiones y con la que mantiene una de las relaciones más tormentosas que se recuerdan en Hollywood.
Sinatra sigue sentado al piano y entonces pide un teléfono.
"El cable llega de milagro hasta el piano", cuenta Perico Vidal.
Entonces La Voz pide una llamada con la casa de Ava.
Cuando alguien le responde, Sinatra dice "Hey, honey" y comienza a cantar. Todos sabían que estaba cantándole a Ava.
Durante cerca de una hora permaneció al piano, dedicándole a la actriz las canciones más sentimentales de su repertorio. En el hotel, todos callaban para escuchar el susurro de Sinatra. "Estábamos petrificados. No nos atrevíamos ni a movernos para no interrumpirle", continúa Vidal.
Entonces se abrieron las puertas del bar y allí apareció Ava. Llevaba un abrigo de visón blanco, sin nada debajo. "Sinatra no se dio cuenta de que llevaba una hora cantándole al vacío. Ni de que ella estaba allí. Seguía cantando con la cabeza baja, pegada al teléfono. Entonces ella llegó hasta él. Colgó el teléfono. Le tendió una mano y se lo llevó. Así, sin palabras", explica Vidal. Al día siguiente, La Voz no acudió al rodaje.
Que buena historia! Es muy Jazzlosophy! Pertenece al libro "Beberse la vida. Ava Gardner en España" de Marcos Ordoñez.
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