No es que el público deje de escuchar música ni de mirar películas, ni en un futuro deje de leer libros, sino que se transforma en consumidores digitales.
El destacado economista Joseph Schumpeter fue el creador del término “destrucción creativa” para describir como las nuevas tecnologías y las nuevas formas de competencia destrozan a las industrias más antiguas y establecidas.
Schumpeter lo definió como "destrucción creativa" porque es un proceso creativo que le permite a los productores y consumidores contar con medios más eficientes para satisfacer sus necesidades a costa de destruir el valor de los productos y servicios realizados por las viejas industrias.
Puede sonar cruel, pero es básico y necesario dentro de la historia de la humanidad.
El Siglo XX es para mi el siglo con mayor "destrucción creativa". La irrupción del automóvil en desmedro de los carros tirados por caballos; la PC en lugar de la máquina de escribir; la luz eléctrica destrozó la industria de las velas.
Volviendo a las librerías, Amazon fue el primero en poner el dedo en la llaga al ofrecer una enorme variedad de libros, entrega rápida, reseñas on line y los comentarios de otros clientes.
Si bien el proceso inicial fue lento, se aceleró en los últimos años a medida que la gente se fue familiarizando con la compra on line.
A eso deberíamos sumarle la aparición de los lectores de libros digitales como el mismo Kindle de Amazon, el e-reader de Sony y recientemente el iPad de Apple. Por eso no debería asombrarnos el serio problema financiero que enfrenta la cadena número uno de librerias norteamericana Barnes & Nobles.
No creo que las librerías desaparezcan rápidamente, al menos no de la misma forma que las tiendas de discos y CDs y los videoclubes, sin embargo el declive esta a la vuelta de la esquina. Todavía es un hermoso paseo entrar a una librería y disfrutar el estar en contacto con los libros de papel y, especialmente, estar rodeado de libros.
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