Akio Morita nació en 1921 y estaba signado a ser el heredero de la empresa familiar fabricante de sake. Era el líder de la decimoquinta generación de Kyuzaemon, el apellido aristocrático de la familia. A los 10 años Morita se topó con el primer artilugio electrónico de su vida: un fonógrafo electrico que reemplazaba a la vieja victrola de la familia. Desde ese momento la fascinación por la tecnología no lo abandonó mas.
El desarrollo de la Segunda Guerra Mundial propició el encuentro de Morita con Masaru Ibuka, un ingeniero obsesionado con la aplicación práctica de las nuevas tecnologías.
Luego de las desvastadoras bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki y la derrota de Japón consumada, juntos fundaron en 1946 la Corporación de Ingeniería y Telecomunicaciones de Tokio, gracias al capital que generaban las ventas del sake.
Desde el principio, el tándem Ibuka-Morita se sostuvo gracias a la complementariedad. Ibuka, tímido y reservado, sería el investigador y generador de proyectos; Morita, el innovador y el vendedor. El primer objetivo de ambos era encontrar la tecnología adecuada para crear un sistema casero de grabación y reproducción de voz. Y la encontraron en Europa, otro continente que apenas se recuperaba de la misma Guerra.
El resto de la historia es bien conocida. Esa empresa hoy es conocida como Sony Corporation, y Akio Morita, como gran vendedor que era, desarrolló una historia maravillosa que siempre utilizo:
"Dos vendedores de zapatos llegaron a una aldea de África y vieron que los habitantes andaban descalzos.
El primero envió un cable a la casa central que decía: '¡Imposible vender zapatos aqui, nadie los usa!'.
El otro vendedor informó: ¡Nadie usa zapatos aquí, es un mercado increíble y podemos dominarlo. ¡Manden todos los pares que puedan!"
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