
Así de directo empieza esta interesante novela de Frederic Beigbeder que fue un brillante creativo publicitario que apenas escribió y editó este libro fue automáticamente despedido por plantearse la dudosa moral de su oficio.
Si bien la novela es claramente autobiográfica tiene partes algo exageradas para ser real pero condimenta al relato, aunque a veces se torna algo pedante y soberbio con el lector.
Me encantó la descripción de Ghost Island, una isla de las Caimán donde todos los famosos aparentemente muertos (como Kennedy, Elvis Presley, River Phoenix) han pagado para desaparecer del mundo y vivir la vida loca. Allí están su antiguo jefe y su amada Sophie, la madre de su hijo, que presuntamente se habían suicidado juntos. La última página, en la que una interminable secuencia de frases publicitarias es todo lo que recuerda un personaje segundos antes de su muerte, es maravillosa.
Lo recomiendo como lectura de verano.
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