Y todo parece indicar que si, si tenemos en cuenta que el placer como celebración de vida es lo que define a un Bon Vivant.
También es bueno aclarar que no es lo mismo un Bon Vivant que un Dandy por eso se dice que Bon Vivant se hace, no se nace.
El Bon Vivant no se niega a los placeres; los vive sin remordimientos ni recriminaciones.
El Bon Vivant es un egoísta solidario consigo mismo y reconoce que cada momento es único e irrepetible.
La gran diferencia con el Dandy es que éste vive de la imagen. Cada vino, comida, celular, perfume, gadget, lo define y lo exhibe. El Bon Vivant se aleja de todo esto. No es trendy. Es un “slow” por naturaleza. Disfruta del momento y de la pausa, para de esa manera obtener las sensaciones de la experimentación.
Por eso es que los Bon Vivant no alcanzan la fama. Primero disfrutan de los placeres terrenales básicos (comer, beber, hacer el amor) para después pasar a los placeres intelectuales (leer, escuchar música, ver cine).
En resúmen y como decía Oscar Wilde: “Puedo resistir todo, excepto la tentación”.
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