Irreverencia, creatividad, ingenio y pasión son las palabras para definir la vida de Alexander McQueen, que además es inspiradora y un ejemplo de que la constancia y el talento son ingredientes fundamentales para conseguir el triunfo.
Nacido en una familia de clase baja en Londres en 1970, supo desde pequeño que quería dedicarse a la moda, siendo sus primeras creaciones destinadas a sus hermanas.
A los 16 años comenzó a trabajar para sastres y talleres de costuras. Estudió y se graduó en la prestigiosa escuela Saint Martins College of Art & Design de Londres. Apenas finalizó sus estudios fundó su propia marca homónima que atrajo la atención de seguidores y medios masivos.
Su talento y creatividad lo llevan a que en 1996 sea designado sucesor de John Gilliano al frente del equipo de diseño de la casa Givenchy.
En el 2000 Gucci le compra su empresa McQueen y se desvincula de Givenchy y LVMH. Se casa con el realizador George Forsyth.
En el 2002 le recompra a Gucci el 51% de su compañía y toma el control de la misma. Desde ese momento cada desfile suyo se convirtió en leyenda en la historia de la moda gracias a la mezcla de siluetas asombrosas, looks de belleza transgresores y la utilización vanguardista de las tecnologías.
En 2003 es condecorado por la reina Isabel II con el título de Comandante de la Orden del Imperio británico, que recibe de sus propias manos en el palacio de Buckingham. Era anarquista y antimonárquico.
Su última presentación del 2009 en París (las fotos son de ese desfile) fue una “obra maestra” coincidieron todos los críticos del mundo. Aliens, reptiles, estampados geométricos, amplios volúmenes, zapatos con plataforma. Creatividad, originalidad y maestría, sumado a su imagen de “enfant terrible” lo pusieron en la cima del firmamento.
Siguiendo la constante para convertirse en leyenda, Alexander McQueen se suicidó en su casa de Londres en febrero del 2010 a los 40 años, víctima de una profunda depresión por la muerte de su madre poco tiempo atrás.
El Museo Metropolitano de New York le dedicó una muestra llamada “Alexander McQueen: Savage Beauty” plasmada en un libro que muestra sus mayores hitos de los últimos 20 años.
Su empresa quedó en manos de Sarah Burton, quien comenzó a trabajar con el diseñador en 1996 y si bien se sabe que no puede suplir el talento de McQueen, dicen que al menos mantendrá el espíritu que caracterizó a este transgresor de la moda.
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